Annabel Lee.
El narrador del poema describe su amor por Annabel Lee, que comenzó hace muchos años en «un reino junto al mar». A pesar de ser jóvenes, su amor mutuo era tan grande que los ángeles tenían envidia de ellos, y por eso murió ella, según el narrador. Aun así, su amor es tan grande que se extiende más allá de la tumba y el narrador cree que sus dos almas continúan hermanadas. Cada noche, sueña con Annabel Lee y ve el brillo de sus ojos en las estrellas. Y cada noche se recuesta sobre su tumba junto al mar
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